Dívar se resiste y el Rey le da esquinazo. La papeleta ha
sido para el Príncipe, que se ha mostrado seco y frío con el todavía hoy, 18 de
junio de 2012, responsable máximo del Poder Judicial. Lo de Dívar es un caso
más, solo un caso más de algo que parece arraigado en lo más profundo de
nuestra idiosincrasia. Si no aprovechas la ocasión es que eres tonto. Pero lo
peor es que los acusados de estos abusos manifiestos (en el menor de los casos)
se sienten ofendidos. Y el colmo es
que la defensa de su honor les llegue por la vía política. Sí, porque lo habitual
es que detrás de cada cargo público hay un partido político que lo respalda, así
que ante cualquier tipo de acusación a uno de los suyos los encargados del
saneamiento desenfundan las escobillas y remueven la mierda. Fresca o seca, es
igual. Lo importante es cegar a quienes quieren ver y aportar un plus de
doctrina a los correligionarios incondicionales. Y vosotros más, dirá el vocero
de turno ante los micrófonos de los medios de comunicación, dirigiéndose a los
responsables del otro partido, y se quedará tan pancho.
Sin embargo ese portavoz estable (o interino) sabe que con
el dinero sacado indignamente de las arcas públicas en estos últimos años se cubriría
una buena parte de las próximas emisiones de bonos del estado, emisiones que previsiblemente
pagaríamos a un interés imposible de asumir por nuestra economía. Vamos, que si
el BCE no lo remedia antes, en julio tendrá que venir con sus dos primos a
rescatarnos de la debacle. De la debacle financiera nacional, digo. Porque de
la personal ya va a ser difícil salvar a muchos.
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