martes, 19 de junio de 2012

Política globalizada, ¿cuándo?


Castigo y acoso sin tregua a los países del euro. Estas son las palabras que califican lo que está sucediendo desde hace tiempo en los mercados financieros. Esto ha hecho caer ya a algunos países y ahora le toca a España. Es la ley de los mercados, que es calcada a la de la selva pero mucho más sofisticada. El apetito voraz del poderoso se come al resto, de uno en uno, empezando por el más débil y siguiendo el orden creciente. Lo malo es que lo sabemos y también cómo evitarlo, y no lo hacemos.
Desde que el fenómeno de la globalización es un hecho la pérdida de poder de la esfera política frente a la económica ha puesto de manifiesto la lentitud de transformación de la ideología política frente a la rapidez con que se transforma el aparato financiero, que no precisa de consensos. Cientos de productos y formas de manejar fondos monetarios nacen y desaparecen cada mes. Se mantienen vivos lo justo para permitir el beneficio de sus inventores y mueren cuando aparece la primera pérdida propia. Mediante estos mecanismos manejan el dinero de todos y lo convierten en suyo. Con nuestras cuentas, depósitos y fondos no solo les prestamos nuestro dinero a bajo interés sino que les cedemos gratuitamente los hilos invisibles con los que nos manejan. El resultado es éste. 
Parece pues necesario un cambio de gran calado en la manera de entender el ejercicio del poder. Habría que globalizar la legislación en toda área donde opere cualquier otra globalización. El ámbito nacional se ha quedado muy pequeño, incluso el de la propia UE. Países cuyas economías ocupan puestos de honor por su capacidad productiva están indefensos en el actual escenario, es el caso de España, pero lo están mucho más porque acuerdos supranacionales de medias tintas, es el caso del euro y la pretendida unidad fiscal, les tienen con las manos atadas.  

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